Diciembre 31, son las 12:00am salgo al patio miro el cielo lleno de colores por los fuegos artificiales y logro escuchar la música y los ruidos de fondo, de repente empiezo a sentir lágrimas corriendo por mis mejillas y solo puedo pensar...
Que año de mierda ¿No? Me pongo a darle vueltas a mi mente para ver que no este exagerando, pero siendo sincera el noventa por ciento fue una total y absoluta mierda.
Creo que este año he llorado mas que nunca, he llorado y he sentido que se me iban las fuerzas en cada lagrima, en el transcurso de los meses trate de soltar todo lo que tenia dentro y aun así siempre se me quedaba algo atorado. Lloré fuerte, en silencio, sola y acompañada. Sentí rabia, pena, coraje, tristeza, soledad y llegué a dormirme con lagrimas en los ojos, de esas que caen por las mejillas y tienen sabor a corazón herido.
Me mudé de casa, cambie de aires, pero nunca imaginé que el de aquí también se contaminaría, vi llorar desconsoladamente a mi mejor amiga, la vi sumergirse en la tristeza y me uní a ella para ayudarla a salir .Me desvincule de muchas personas y conocí nuevas, me gustó alguien, pero comprendí que no era posible, me dolió pero continué.
Siento que este año me apagué y me prendí tantas veces que brillé, como foquito de navidad. Pero a la final no todo puede haber sido malo ¿Verdad? Pues claro que pasaron cosas buenas, personas buenas, momentos buenos, pero que pena cuando la tristeza y los malos momentos se encargan de opacar lo bueno.