¨Siempre se puede volver a empezar¨ es la frase que repito mil veces en mi cabeza, hay momentos en lo que me apago completamente. Se apaga mi positivismo, mi motivación y mis ganas de seguir luchando, momentos en los cuales la tranquilidad que sentía deja de existir y le abre paso a la tristeza, al ruido en mi cabeza y al dolor en mi corazón.
Hay veces que me dejo sumergir tanto en lo que estoy pasando que siento que me empiezo a olvidar de mi, dejo de ser yo, empiezo a rechazar las cosas que me gustan, que me hacen feliz y me vuelvo simplemente un cuerpo sin alma, lo que antes solía gustarme, deja de hacerlo y me alejo de los demás porque necesito tiempo, tiempo para pensar en mi y en mi bienestar, necesito tiempo para sanar y restaurar lo que se ha roto .
Me aíslo porque necesito ordenar el caos de mi mente, porque necesito desahogarme y reencontrarme con la calma y conmigo misma. Para mi no es fácil admitirlo pero yo también tengo días, semanas y meses en los que se me junta todo y siento que el mundo se me cae a pedazos.
Yo también lloro por desesperación, lloro al darme cuenta que todo esta saliendo mal y por mas que lo intente nada resulta mejorar, lloro por no superar cosas y por no saber soltarlas.
Pero en medio de la tormenta logro encontrar ese rayito de luz que me guía a un nuevo comienzo, y me propongo a encontrarme nuevamente así me cueste recoger los pedazos que han quedado en el camino y toque volver a armarlos uno por uno.