Hoy me dirijo a todos ustedes con el fin de brindarles un mensaje de profunda tristeza y urgencia. Al mirar a nuestro alrededor, es evidente que aún estamos enfrentando desafíos en la lucha por la igualdad y el respeto hacia las personas de la comunidad LGBTQIA+ .
Es desgarrador contemplar cómo estas personas llenas de vida son arrebatadas de nuestro mundo únicamente por ser diferentes o simplemente por amar diferente. Todos merecemos sentirnos seguros y aceptados en nuestra propia piel sin importar la orientación sexual o identidad de género. La diversidad es lo que nos hace vibrantes y enriquece nuestra humanidad.
Debemos recordar que estas tragedias no son muertes individuales, sino que también afectan a nuestras comunidades en su conjunto. Cada pérdida debe ser un recordatorio de lo mal que estamos haciendo las cosas, porque siguen siendo seres humanos. Como sociedad, estamos dejando que se les falte el respeto a la dignidad de un ser que tiene familia, tiene amigos, tiene una vida por la cual vivir y luchar. Es nuestra responsabilidad tomar conciencia de que está en nuestras manos orientar y educar sobre la importancia de respetar la vida de cada ser humano, sin importar su religión, orientación sexual, sexo, raza, edad o identidad de género. Debemos hacer un alto al discrimen y al odio.
Juntos, debemos ser la voz de aquellos que no pueden hablar por sí mismos. El cambio real está en nosotros mismos y esto implica que debemos educarnos y educar a los demás, para fomentar el respeto mutuo y apoyar a aquellos que han sido marginados o víctimas de abusos. Es la hora de extender puentes en vez de construir barreras, y me dirijo a todas las comunidades, no tan solo a la comunidad LGBTQIA+. Es por ello que debemos estudiar como sociedad todos aquellos prejuicios que atentan contra la vida de cualquier hermano de nuestra sociedad y formar un mundo más inclusivo y respetuoso.
Nuestras diversidades deben ser nuestras fortalezas y juntos podemos lograr mucho más de lo que imaginamos. Les pido que reflexionemos y nos comprometamos a ser agentes de cambio y de paz. Hagamos todo lo posible por detener el odio, la discriminación y la violencia. Extendamos la mano, brindemos apoyo, seamos empáticos con quienes nos necesiten y promovamos la inclusión en todos los aspectos de nuestras vidas.
Vuelvo y recalco que cada vida perdida es una falta de respeto y un llamado de atención a nuestra humanidad. No podemos seguir perdiendo a más personas por la intolerancia. Hagamos una demostración al mundo de que el amor y la igualdad siempre deben prevalecer. Juntos, podemos marcar la diferencia y construir un mundo más brillante para todos. Pongamos fin al odio.
Con esperanza y solidaridad,
José Alberto González Echevarría.
