La relación entre Elon Musk y Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI, se ha vuelto tensa en los últimos años debido a una serie de desacuerdos y desarrollos en el campo de la inteligencia artificial (IA). Aunque Musk inicialmente respaldó a OpenAI por su enfoque en la IA, la relación se deterioró cuando retiró su apoyo alegando vínculos con otras grandes empresas tecnológicas.
La tensión se intensificó cuando Musk propuso tomar el control de OpenAI en 2018, oferta que fue rechazada .
Un punto crítico de conflicto fue la creación del modelo de lenguaje avanzado GPT por parte de OpenAI, que requería enormes cantidades de datos y recursos computacionales. La empresa transformó su enfoque en 2019 al convertirse en una entidad con fines de lucro para buscar financiamiento.
El lanzamiento de la aplicación ChatGPT en 2022 intensificó la discordia, con restricciones de acceso por parte de Musk y una inversión millonaria de Microsoft en OpenAI. La relación entre ambos se deterioró públicamente, con Musk expresando preocupaciones sobre la dirección de OpenAI y Altman llamándolo "imbécil". Mientras Musk busca pausar los avances en IA, Altman aboga por una regulación más estricta, reflejando el debate global sobre el futuro de esta tecnología.
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