Estamos, estoy, estás antes una sucesión de ideas un tanto extrañas porque, como ya sabemos, mis escritos no son para nada normales y en este que nos acontece vamos a indagar en el respeto.
La primera frase, un tanto chocante, que me viene a la mente es que ‘el respeto no se pide, el respeto se gana’. En una profundidad del tema y en una parte del mismo, es decir, en las ideas de la primera parte del dilema, es cierto.
En muchos casos es cierto.
Creo que continuar con unos ejemplos es lo más conveniente para explicar esta sección del tema: en el ámbito de los luchadores de deportes de contacto, el respeto lo esto todo y ese mismo respeto se consigue.
Muy bruto, en este preciso momento del tema, para alcanzar ese respeto entre los luchadores se tienen que pegar, de hecho, tienes que pegarte y derrotar al más fuerte o al que haya ganado más títulos para demostrar que mereces un respeto.
En la vida es así, el respeto te lo tienes que ganar con tus acciones, cumpliendo tus promesas, siendo firme en tu manera de ser y contundente.
Sin embargo, la parte que se contrapone a este primer elemento de la publicación es hacer todo eso que se ha descrito anteriormente, pero sin la necesidad de ser altivo .
No obstante, no hay que ir por la vida atacando a la gente.
Conclusión, el respeto no se pide, se gana.