Cristina Plazas, exdirectora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), habló con Vicky en Semana. Lo propio hizo Camilo Heredia, estudiante de Filosofía Budista en los Himalayas, residente en India .
El dalái lama, líder espiritual tibetano, ofreció disculpas el lunes anterior a un niño por haberle pedido que le chupe la lengua hace unas semanas durante una audiencia, imágenes que se hicieron virales en las redes sociales. “Su santidad desea pedir disculpas al niño y a su familia, así como a sus muchos amigos de todo el mundo, por cualquier dolor que sus palabras hayan podido causar”, se leyó en un comunicado en su cuenta oficial de Twitter.
“Su santidad suele bromear con la gente que conoce de forma inocente y juguetona, incluso en público y ante las cámaras. Lamenta este incidente”, añadió el mensaje. En un video que se hizo viral, el dalái lama, de 87 años de edad, le preguntó al niño “¿puedes chuparme la lengua?”, y luego sacó su lengua, desatando la ‘hilaridad’ de los presentes.
El video se grabó el 28 de febrero, durante una audiencia del dalái lama en McLeod Ganj, un suburbio de Dharamsala, en el norte de India, donde el líder espiritual vive exiliado desde el fracaso del levantamiento tibetano de 1951 contra el poder chino. Algunos internautas calificaron su actitud de “repugnante” y “absolutamente malsana”.
En 2019, el dalái lama ya tuvo que disculparse por decir que si una mujer fuera a sucederle tendría que ser “atractiva”. Estos comentarios, en una entrevista con la BBC, causaron controversia. El dalái lama es el representante del movimiento por la autonomía del Tíbet, pero la presencia internacional de la que gozaba cuando se le concedió el Premio Nobel de la Paz, en 1989, ha decaído en parte por su edad, pero también por la creciente influencia económica y política de China.
“Vivo en los Himalayas, en la India, desde hace más de cinco años. Vine en una búsqueda espiritual para buscar paz mental”, aseguró Camilo Heredia para referir como voz autorizada respecto al accionar del dalái lama. “Tengo capacidad de ponerme en los zapatos de otras personas. Aquí en India hay diferencias culturales, diferentes formas de pensar. Invito a las familias a que hablen en sus casas del abuso sexual, los tibetanos no lo ven morboso porque no está sexualizado. Muchas mujeres prefieren tener dos hombres, tener a su esposo y a su hermano en casa y en occidente se ve mal. Desde su perspectiva este es un juego inocente”, aseguró.
A su turno, Cristina Plazas pidió no normalizar una situación de esa naturaleza y dijo estar en desacuerdo con Heredia. “La cultura no puede ser excusa para la violación de los derechos de los niños”. De igual manera, consideró insólito el comunicado del líder asegurando que se trató de una broma. “No es la primera vez que el dalái lama está envuelto en casos como estos o rechaza a destiempo. Todos estos estereotipos están haciendo que se escondan esas violencias sexuales”.
Heredia replicó diciendo que cuando él conoció al dalái lama, por ejemplo, él le tomó la barba. De todas maneras, reconoció, él no le daría un beso en la boca al líder y no le chuparía la lengua. “Para mí, esto se puede interpretar de una forma desagradable”, agregó el colombiano residente en India, para encontrar respuesta en Plazas. “Los niños no están seguros en ninguna parte. Siempre es un tapen, tapen que es vergonzoso”.
Con el tono pausado que le ha dado vivir en India, el colombiano insistió que, desde el punto de vista cultural, no hubo falta y sí se trató de una broma. Él, como occidental, señaló que era claro que de este lado del mundo habría asombro, pero no en esos territorios. “Lo único que he visto es mucha tristeza de la gente porque lo conocen. En este mundo de la era digital no hay nadie libre de que la reputación le cambie luego de ser Nobel de Paz, después de hacer tanto por el Tíbet. Hay tristeza de cómo el mundo está malentendiendo, está poniendo una mancha sobre el legado de él”.
“Nosotros no estamos manchando al señor dalái lama, el que se manchó fue él. Acá hay un hecho, un hecho objetivo que está mal. La cultura no puede ser excusa para la violencia sexual de los niños”, le respondió Cristina Plazas, quien hizo énfasis en que “aquí no estamos interpretando”.
En 2018 ocurrió algo nunca antes visto: dalái lama viajaba a la ciudad de Rotterdam, en Holanda, para reunirse públicamente con un grupo de víctimas de abuso sexual. Tras el destape de varios casos de violación y pederastia en la Iglesia católica y el surgimiento del movimiento #MeToo, en el que varias víctimas de abuso en la industria del entretenimiento alzaron la voz para pedir que se juzgara a sus victimarios, varias personas pertenecientes a la religión de Buda hicieron lo mismo.
Bautizaron al movimiento #MeTooGuru, añadiéndole esta última palabra “gurú”, que en el idioma de la india, de donde viene el budismo, significa “maestro”. Gracias a este, varias personas contaron el como varios monjes de templos europeos se aprovecharon de ellos de varias maneras. La mayoría eran estudiantes que pretendían buscar respuestas existenciales aprendiendo en templos de retiro. Allí los monjes no solo les sacaban dinero y los sometían a maltrato psicológico, sino que también llegaron a violarlos. Entre las víctimas había menores de edad.
La situación empeoró cuando en medio de la reunión varios periodistas preguntaron al dalái lama sobre esta situación, y él solo sonrió y dijo que era consciente de estos hechos desde inicios de los años 90. “No son nuevos para mí; ya sabía todas estas cosas”, expresó. Confesó que desde 1992 le habían estado llegando cartas de varias víctimas donde le contaban lo ocurrido, lo que no explicó fue ¿por qué si ya lo sabía, no hizo nada?
Aun así, el denominado “su santidad” escuchó con paciencia y respeto a las cuatro víctimas en Rotterdam, e invitó a todos aquellos que hubieran pasado por lo mismo a contarlo y decir los nombres de los monjes que cometieron estos actos. “Deben hacer pública la identidad de su agresor, para que así los maestros estén preocupados por si son humillados”.
El líder religioso, además, les recordó a todos los gurús que “la autodisciplina es importante”, y simplemente dejó que la justicia de cada país juzgara a los culpables. Sin embargo, lo sorprendente del caso fue la revelación de que por casi tres décadas supo de esto y solo lo mantuvo en silencio.