Con la teoría del Big Bang los científicos explican, hasta el momento, el comienzo de todo. Ese planteo propone el estallido inicial hace unos 13.800 millones de años, seguido de una casi instantánea y rápida 'inflación de energía' a altísima temperatura y densidad llamada 'inflación cósmica'.
Esa colosal explosión inicial, seguida por una expansión exponencial, llevó a un enfriamiento que ayudó a la formación de las primeras partículas subatómicas, que eventualmente formaron la materia y la realidad que conocemos actualmente.
Ahora, una nueva teoría propone que solo algunas semanas después del Big Bang tuvo lugar un segundo evento similar el 'Dark Big Bang', de dónde surgió la materia oscura del universo que conocemos.
Un reciente estudio publicado por los científicos Katherine Freese y Martin Wolfgang Winkle, de la Universidad de Austin, EE.UU., cuestiona el hecho de que toda la materia haya sido creada por el Big Bang .
La teoría del Big Bang tradicional explica cómo a medida que el Universo se enfriaba y expandía, los átomos se fusionaban formando elementos como galaxias o estrellas. En ese primer planteo, el rol de la materia oscura proporcionaría suficiente gravedad para mantener a las estrellas dentro de sus galaxias, por ejemplo.
La nucleosíntesis primordial (BBN), proporciona una fuerte evidencia de que el universo primitivo contenía un plasma caliente de fotones y bariones. Sin embargo, los primeros sondeos de materia oscura se originan en épocas mucho más tardías, alrededor de la época de formación de estructuras.
En este trabajo los autores describen algo revolucionario, un escenario en el que la materia oscura (y posiblemente la radiación oscura) se puede formar alrededor o incluso después de la BBN, en un segundo Big Bang que se denominaron 'Dark Big Bang'.
Se cree que ese segundo gran estallido ocurrió apenas unos días o hasta un mes después del Big Bang conocido. Esto explicaría por qué la materia oscura habría evitado la detección hasta ahora y cómo se podría encontrar.
La teoría del Big Bang implica la formación de ondas gravitatorias en los primeros instantes del universo, y la existencia de un fondo de ondas gravitatorias, similar a la radiación de fondo de microondas o radiación cósmica.
Según Freese y Winkle, la explosión del Dark Big Bang todavía estaría repercutiendo en el universo, aunque las ondas gravitacionales causadas serían demasiado lentas y débiles para ser detectadas por LIGO (Observatorio de ondas Gravitatorias por Interferometría Láser), un observatorio de detección de ondas gravitatorias que analiza y mide sus propiedades.
Los autores sugieren que se podrían encontrar restos de estas ondas gravitacionales de la creación de la materia oscura, buscando en los púlsares, que son las estrellas lejanas parpadeantes que emiten luz hacia la Tierra a intervalos regulares.
Estos investigadores plantean un próximo trabajo de investigación, en donde deben combinar información de muchos de estos púlsares, para alcanzar el objetivo de detección y avanzar sobre la nueva teoría del Big Bang oscuro.
Se espera que utilicen el Square Kilometer Array (radiotele SKA), que es el nuevo instrumento de observación radioastronómica más sensible, capaz de detectar todos los núcleos galácticos activos, con un complejo de 3 mil telescopios (de 15 metros de diámetro cada uno), instalado en territorio de Australia y Sudáfrica.
También el uso del International Pulsar Timing Array (IPTA), un experimento con múltiples telescopios en colaboración multiinstitucional alrededor del mundo, cuyo objetivo es detectar ondas gravitacionales de frecuencia ultra baja, utilizando una matriz de aproximadamente 30 púlsares.