El streaming no funciona de forma diferente a otros servicios de audio o vídeo: se divide la información del archivo en varios paquetes de datos, a los que accede el usuario desde su reproductor, interpretándolos.
Los protocolos de transporte de esta información o paquetes de datos serán UDP o TCP. El primero recupera los archivos de forma más rápida, mientras que el segundo es más fiable.
De este modo, los servicios de streaming deben elegir entre velocidad o fiabilidad al escoger entre ambos métodos .
Por otro lado, en el caso de las plataformas de vídeo on-demand como Netflix o HBO, la calidad de la imagen y el audio es esencial. Por ello, es más probable que se utilice el protocolo TCP.