noche de pasión (relatos lujuriosos) ñ
10 Ene, 2023
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El silencio fue interrumpido estrepitosamente. Sonó su teléfono y al ver la pantalla me hizo señal de que hiciera silencio .

Yo me asusté un poco al deducir por su conversación que se trataba de su marido Alberto. Intenté retirarme, pero ella me lo impidió con sus piernas. Dejó en espera a su marido al otro lado de la línea y se acercó al oído para decirme que siguiera haciendo todo sin parar que ella no demoraba nada.


 


Entonces emboné mi glande muy lentamente justo en la entrada y me detuve unos segundos hasta que ella colgó su llamada. Me sorprendió la tranquilidad y control con la que una mujer es capaz de engañar a su marido. Embestí con cuidado. Fui sintiendo como cada milímetro de mi pene iba resbalando en el calor de su concha tan facilito. Era una sensación novedosa que antes con la curva no podía tener. La fui metiendo. Sentí como resbalaba adentrándose en su carnosidad suave y calurosa. Llegue a tope y mis vellos púbicos se unieron a los de ella. Sara emitió un leve gemido y un jadeo ahogado al saberme totalmente penetrado en ella.


 


-Muy bien. Vas muy bien cuñis. Bravo. La metiste toda -me decía ya con voz pasita al oído.


 


Yo no podía creer que eso estaba ocurriendo. Todo era algo raro. Placenteramente raro.


 


-Avísame si sientes dolor, ardor o algo. Ahora intenta moverla. Sácala y métela despacio.


 


Mi rostro estaba cerca del de ella. Podía sentir el aliento de su boca de labios delgados y rosados. El jadeo era inevitable y mi pecho se juntaba un tanto contra sus senos abultados que siempre había morboseado. Su faldón tapaba mi zona pélvica y no podía ver mi pene ni su chucha. Pero la sensación de placer, de morbo y de calor físico era sensacional. La comencé a embestir despacio. La sacaba hasta más de la mitad y movía mi cadera para volverla a penetrar completamente. Con cada penetración sentía más humedad en su vagina. Sara gemía y jadeaba muy levemente. Entonces me atreví a preguntarle:


 


-Y tu Sara. Estas bien? Te gusta?


 


-Ah, ah, No soy de hie-rro hm cuñis. Ah, ah, soy de car-ne y hue-so, hm ah, ah. Claro que me da placer. Ah, ah, ah sentirlo den-den-ntro. Ah, si-si-gue asi. Hm, ah, hm, hm.


 


Escucharla jadear y ver sus pupilas dilatadas me dio ánimo y confianza. Comencé a embestirla un poco más rápido. Sara comenzó a gemir con más soltura. Sin embargo no perdía su cordura.


 


-No tan rápido cuñis. Es rico ah, ah pero despacio. A-a-acuerdate.

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