Salir corriendo con los bolsillos vacíos,el corazón latiendo muerto de miedo, frío.El jadeo de la prisa que no mira atrásy las zapatillas engalanadas de ganas por volar;las mejillas apostando al rojo sin querer,la mente en blanco y llena de todo a la vez.
No queda nada más que la valentíapor intentar ir hacia algún camino sin garantíapero seguro, como el refugio de quien huye, porque huyo.Que, ya sangré bastante desde el afilado y puntiagudocuchillo en que se convirtió todo mi alrededor, el que pudo,el que pudo matarme. Pero aquí estoy yo.