Esta es mi revolución.
La forma de recordarme a mí misma
que hay abrazos que llevan la carga
de doscientos kilos de madera astillada
sobre la espalda, susurrando palabras
que atraviesan la carne.
Y en ese momento
es cuando tienes que cerrar la puerta
e irte a cualquier otra parte.
No permitir ninguna causa
que justifique derribar
quien eres o como eres.
No hay ningún otro sentimiento
que deba ser más fuerte y que
esté por delante de ti.
Entonces,
la autoestima siempre alta,
que el amor por encima de todo,
me lo debo a mí.