Todos tenemos días en los que nos vemos más favorecidos físicamente que otros. Hasta los modelos y personas que catalogamos como guapas sienten que a veces tienen mala cara .
A nadie le gusta tener mala imagen, pero las personas con dependencia a gustar, si se ven mal aspecto, automáticamente se arruinan el día. No son capaces de disfrutar, ni de socializar con normalidad y aparece la frustración con uno mismo. En cambio, quien tiene como prioridad el interior, puede sentir que tiene mal aspecto, pero lo acepta y eso no le impide para nada disfrutar del día y de las relaciones sociales. Su belleza exterior no le condiciona a la hora de interaccionar con los demás.