En un primer momento, es en el exterior en lo que todos nos fijamos. Es lo que llama la atención .
¿Cómo aceptar el paso de los años? ¿Cómo dejar de darle tanta importancia a la estética? No es nada fácil en esta época, en la que los anuncios publicitarios y los medios de comunicación nos empujan a valernos de la imagen. No se pone tanto en valor la esencia interior, la importancia de conocer profundamente a las personas y de no dejarnos llevar meramente por su apariencia física.
El valor de las personas está siempre en su esencia, en sus valores, en su forma de tratar a las personas, en su manera de comportarnos. En todas esos rasgos que forman nuestra personalidad.
Si somos capaces de darnos cuenta de que lo más importante se encuentra en el interior, podremos dejar atrás esa dependencia de querer gustar a los demás continuamente. De buscar halagos, de querer estar siempre guapos, de frustrarnos cuando nuestro aspecto no nos agrada o se nos vaya deteriorando con los años.