Lo cierto es que nunca me sentí libre contigo. Al contrario .

Me sentía juzgada. Así que, me esmeraba para gustarte, para encajar contigo, para que me dieras tu visto bueno. En parte, de forma natural, encajábamos, pero había otra parte en que, éramos pura polaridad opuesta. Al final no logré mi propósito. Pues acabaste diciéndome "no te acepto". No te acepto. Dios sabe cuánto conseguiste que me doliera y que jamás me pudiera olvidar de aquellas palabras. Solo Dios sabe cuánto daño me has hecho condicionando mis futuros comportamientos. Pues conseguiste que pusiera un velo a mis sentimientos. Los negativos. Porque contigo me los vi rechazados. Como si solo me quisieras cuando solo asomaba mi mejor lado, a mis virtudes. Como si no me quisieras humana. Como si no me quisieras por se yo misma. Porque tú no te enamoraste de mí por ser yo misma, si no por ser la inalcanzable. Por ser de esas que se atrevieron a decirte que no. La excitación por llegar a un objetivo o al objeto; yo el trofeo, yo la carne, yo el juego. Luciste tu mejor versión, tu mejor disfraz. Me ofreciste algo que parecía verdadero. Me dijiste amarme. Y te llegué a amar. Y cuando conseguiste tenerme, dejaste de procurar cuidarme o de enamorarme cada día, para procurar solo tus necesidades. A ti solo te complacía la idea de creer que yo era la pieza que podría curarte, que podría borrarte las manchas de otras que llevabas aún a rastras. Te complacía cómo te trataba. Te encantaba creer que yo siempre sería aquello en quien tú querrías que me convirtiera, según tus conveniencias, tus gustos o tus pataletas, pero tú nunca ibas a cambiar, ni irías a mirarte lo que hacías mal, no amabas lo que yo era, solo un lado, no mi totalidad. No. No era yo de verdad la persona, tu persona. Pero ni tú la mía. Pero qué bueno, porque te llegué a superar cuando pensaba que me costaría mucho más de lo que al final costó, y hoy solo eres una página que no corta y que se ha quedado muy atrás, y aunque no lo vi así cuando me heriste como solo tú sabes que hiciste, hoy la verdad es que fue lo mejor que pudo pasarme. Gracias por la lección, porque hoy soy mejor y más fuerte y he encontrado a quien sí me sabe amar.