Miedo a querer superar otros labios que no sean tuyos, y vivir perdida en el laberinto de tus pensamientos entre la sospecha y tú engaño. Miedo a las personas que juzgan sin prejuicios lo que tantos años cuesta de estabilizar con creencias, a quien imagina un fallo en la boca y un estigma sobrevalorado entre las piernas, incluso sobreviven sus comentarios de odio. Miedo a las tempestades de orgullo, a los que se integran con armas en poemas, comprendiendo que "una persona indómita y adormecida" es un grano de arena y somos muchos , sumando la sustancia que regenera el desierto de la empatia, los remolinos de apoyo al autocrítico. Miedo a tu viveza perpetua aquel atardecer cuando restauran pilares de adversidad, y murallas para separar culturas. Ayer me acosté pensando en mi, averiguando que la vida es corta para sufrir: entre agonías y ansiedades, entonces recuerdo "la experiencia de cada despertar" imaginandote despistada ahora. Si difícilmente me engancho a un pensamiento para luchar contra el tiempo; describiendo a cualquiera mejor, no sentía dificultad tras la lealtad en la actitud intrusiva, fueron demasiados tropiezos ... Quizá admiro de mi, la sensatez cuando me observas, y otra vez escribo para abstraer los gritos. Yo comprendo que una mañana encontrarás la manera de vivir contigo cuando hace tiempo te perdiste tras la frialdad; lo sé, duele mucho y nunca fuiste menos por aceptar las equivocaciones porque siempre seremos nosotros. .