Las características y manifestaciones del bullying no siempre son iguales. Entre los factores que contribuyen a su variabilidad encontramos:
Los estudios publicados sugieren que los primeros indicios de intimidación afloran entre los 7 u 8 años en la guardería o escuela infantil .A esta edad los roles cambian con frecuencia por lo que no lo toman como bullying. Esta conducta se puede extender a los primeros años en primaria.
El pico de los casos de acoso se alcanza según lo registrado entre los 11 y 14 años. Después de este periodo su frecuencia disminuye. Hay evidencias que aseguran que este pico de conducta pro bullying se debe a que los jóvenes en esta edad sienten un impulso de tener un estatus dominante en el grupo de iguales.
Esta necesidad de exhibir dominio es característica en el periodo de la adolescencia. En esta época existe una gran preocupación de los jóvenes a ser rechazados por sus compañeros, especialmente después de la pubertad.
Otra razón que explica este repunte de violencia en la adolescencia radica en que los líderes acosadores se sienten recompensados si los seguidores los apoyan en la intimidación o si permanecen pasivos.
Además, algunos acosadores son especialmente hábiles para manipular a otros, son capaces de comprender lo que la víctima está experimentando y saben cómo ser más eficientes a la hora de producir daño.
Existe una tendencia a que los varones asuman con más frecuencia el rol de acosador y las hembras el de defensoras. En cuanto al rol de víctimas ambos sexos son iguales.
Cuando los varones asumen el papel de acosador lo hacen mayormente desde la violencia física. Cuando las hembras asumen el rol de acosadoras utilizan principalmente el acoso indirecto, racional y el ciberacoso, al menos hasta la adolescencia temprana. Luego los varones toman predominancia en el acoso cibernético en la adolescencia posterior.
Los niños que tienen alguna discapacidad principalmente física son más propensos a ser víctimas de acosadores. Esto se debe a que en su mayoría no cuentan con las habilidades sociales necesarias para hacerle frente a la intimidación.
También se dan algunos casos, en que estos niños con discapacidades se ven involucrados como acosadores, ya sea por tener menos amigos o amistades de baja calidad.
Hay algunas señales de alarma que tienen que tomarse en cuenta para empezar a investigar si podemos estar ante un caso de acoso escolar: