Los besos húmedos bajaban por todo su cuello dejando pequeñas marcas de color. Alzo su mirada y se encontró con aquellos ojos azules que tanto amaba .Sonrió feliz, la echaba de menos, demasiado. No sabía que le pasaba. Nunca le había pasado nada igual. Nunca había tenido esa sensación en el estómago, esas pequeñas cosquillas o mariposas que hacían que le sacara más de una sonrisa tonta, nunca había echado en falta el tacto de una persona, la sonrisa y la mirada de una mujer. Aquella mujer le había devuelto un parte de él mismo y le había devuelto aquella sonrisa de la que el mismo se había encargado de borrar. Aunque la acababa de conocer, su corazón latía fuertemente cada vez que la admiraba.

Aquel día de Enero le había cambiado por completo. Ese día comprendió que la vida no era solo dinero, fiestas y sexo, se dio cuenta que el misterio de la vida era encontrar el amor verdadero. Y por suerte, él la había encontrado. Aquella castaña de ojos azules intensos que le volcaba el corazón cada vez que la miraba. Amaba llegar y verla concentrada entre sus cosas, su risa haciendo eco en la habitación, sus besos dulces entre día y noche. Vivir lejos era una gran dificultad para ellos, vivir en países diferentes y con costumbres diferentes. Algo raro sucede entre ellos, algo indescriptible: El amor. Nunca había sentido ese sentimiento hasta que llego de improvisto ella en su vista.
Su nombre, su perfil, su sonrisa, su voz, todo en ella era perfección absoluta.

-Te amo...- susurro inaudible. Nunca había nombrado esas dos palabras. Era como si su coraza de orgullo se partiera en dos y todo gracias a ella. Unos ojos azules se posaron en él y una sonrisa adorno su cara.
-Yo también...

Dejo todo su pasado atrás, no quería a las mujeres más hermosas del mundo, tan solo la quería a ella, la única chica que había conseguido robarle el corazón, y que para él era la mujer más hermosa.

Su brazo musculoso rodeo el pequeño cuerpo de la chica y le atrajo hacia él. Beso suavemente la mejilla de ella y miro el blanco techo. Lo había arriesgado todo. Viajo desde Alemania hasta España. Como dicen muchos, para encontrarse con su amada. Aun recordaba la sensación que le produjo cuando la vio en el aeropuerto con los brazos extendidos hacia él. Corrió como si fuera el fin del mundo y la levanto. Por todo el aeropuerto se oía la risa de la chica. Sus frentes chocaron suavemente y se dieron un beso corto pero intenso. Su lengua se deslizaba por la boca de la chica y miles de sensaciones volvieron a acumularse en su cuerpo.

Aun tumbados en la cama, su dedo se deslizo por la mejilla de ella, y mirándola intensamente le dijo: Quédate hasta el final...