Aunque acaben a los pies de otra cama.
Son la tortura que provoca el eco de sus voces en mis sienes mientras caminan.
Adoro los tangos que practican esas curvas en brisas cálidas de verano.
Aunque otros dedos tengan el privilegiado complejo mecanismo de las agujas de un reloj.
Rápido, lento.
Agresivo, suave.
Me enamora el monumento que forman esos muslos que terminan en una cúpula vestida hilo a hilo por un simple tanga.
Aunque sean otras las manos que gocen de subir hasta ella. Aunque otras sean las caricias que disfruten de
- Aunque cortasen mis manos, mi tacto desvelaría a voces el secreto de sus piernas.