No dices nada,
pero sé que estás ahí.
Tras las sombras,
oculto, escondido, de perfil,
para no dar la cara.
Pero te siento,
y puedo verte
aunque crees que no te veo.
A veces mueves tus dedos
para hacerme un gesto
y que yo sepa
que me prestas tu atención,
aunque menos de la que realmente
me prestas.
Y es que lo sé,
aunque no quieras.
Que eres tú quien no tiene ni idea
de que, de todo, me estoy dando cuenta.
Que si tú quieres,
a mí me vale así.
Gracias por darme rienda suelta
para creer que tal vez
te importo.
.