Te encamino hasta una poesia que ensordezco tras la mudez. Calcasteis cada pisada; una huella imborrable. No escracho la alteración del luminismo. Rápidamente emborronaste la trazabilidad encadenada de las estrofas. Vosotros estabilizáis las pesadillas entre la angustia y opresión; cerca de algún "histórico momento acronico". Los microcosmos ahora son imperceptibles tras la mirada sumergida del ser humano en la riqueza. Es la esencialidad: cuando el instinto me declara tus intenciones sin motivos. ¿Nunca superas la vergüenza del pasado? Siempre te sientes apabullado, a través de la apariencia. Existen personalidades que intimidan y actitudes que abandonan la aptitud. Exhiben la sobriedad que sobrevive como el pensamiento expuesto en la memoria irrepetible. La profundidad que intuimos en el espacio-tiempo, un abismo inabarcable; despegamos exprimidos por la turbulencia. Fuiste la ensoñación de madrugada y te añorariamos por el cansancio. No pretendo ser la pretensión inacabada sobre los desafíos que ahora sueño.