Fui la carne viva masticada entre malas lenguas,fui la niña que no dormía pendiente de las sombras.Soy la dueña del fuego que, pese a todo, nunca mengua,sigo siendo el traspié sin camino de rosas.
A nadie necesité en mis cárceles emocionalesaunque hubiera estado bien la visita a mi gris oscuropara que al caerme, el apoyo hubiera hecho de escudo,y no solo mi fuerza inestable.
El camino fue turbio, ahora ciego, y si lo sé no vengo,yo que ansié quedarme colgando de un nudoque acabé deshaciendo por ver si podía transformarloen un mejor futuro.
"Consejos doy, para mí no tengo."Quién ha dado por mí el mismo duro.Quién capaz de curarme de mi espantocomo yo curé de heridas avanzando entre muro y muro.
Dónde los actos,porque a las palabras se las lleva el murmullo.