Sellé mis labiospara guardar tus secretos,creamos una jaula de gritos mudosy de carne abierta de la que comeríamoscon rabia hasta consumirnos.
Te ofrecí una pasarela de consejosque nunca tomarías.Seguiste siendo víctimaatrapada en un hogarque no era para nada hogar.Me convertiste en tu cómplice,me hiciste presa al mismo tiemposin darte cuenta y sin quererlo,pero lo elegiste, creyendo queirte no era opción.Como si lo fuera aguantar las vocesy la humillación, la agresión psicológicay los cristales rotos, todo rotocomo tú y yo.
Soy como el cielodonde bailan los cuervosy rompen el silenciojusto allí donde nadie más ve ni oye.Y mi cuerpo, está allí, malheridocomo el mismo graznido de socorroque nadie más ve ni oye.