Suena a tópico, pero es cierto que el tiempo vuela si me encuentro a tu vera y se hace interminable si me faltas.
Realmente no sé cómo explicarlo, porque es algo inalcanzable para una mente, es algo más, como todo y nada .
Es la confianza ciega sin necesidad de promesas, la mano enlazada excluida de etiquetas, la mirada sincera tras varias sonrisas.
Son las pulsaciones acelerando su ritmo por una caricia, la mente entendiendo sin necesidad de palabras. Es la pasión en un mundo donde el tiempo no es sino una mera burla.
No sé si destino o casualidad, qué más dará. Por una vez dejaré de intentar entenderlo y me limitaré a sentirlo. Igual solo se trata de eso.

Tampoco sé si es un tú, un yo o un nosotros, ni cuánto durará. Lo que si sé que no se borrará tan fácil.
Lo que tampoco sé, es por qué no viniste antes. Cuando el mundo me hizo dejar de creer en la humanidad. Cuando la falta de cariño me hizo perder la esperanza. Cuando mi cabeza estaba tan aturdida de oscuridad que no había sitio para nada más. Cuando me aferraron y no me dejaron salir de esa jaula. Cuando yo era la única que veía el mundo con otros ojos, y aprovecharon para tapármelos.
Porque eres lo que necesitaba en carne y hueso. Sé que contigo habría vuelto a creer, me darías el cariño que me faltaba, harías un huequito para cosas buenas en mi cabeza, me ayudarías a volar y me quitarías la venda haciéndome ver que tu mundo, no se veía tan diferente que el mío desde tus ojos.
Pero también imagino que no seríamos los mismos que ahora, así que cada cosa a su tiempo.

A pesar de describirme antítesis e indecisión entre otras, tengo claro que ahora mismo no quiero que me dejes de mirar hasta casi rozarme el alma, que no impidas mis caricias en tus mejillas o mi mano en tu nuca.
Sé, que no quiero dejar de sentarme encima de ti mientras te bailo, y luego reír, y mirarnos, y acercarme a tus labios, y besarnos, y sentirnos aún más, incluso ardientes de placer.

No dejes de acariciar cada rincón escondido de mi piel, pues tus manos son las únicas que encontraron mis más perdidas cicatrices.

No dejes de ponerme la piel de gallina, ni de hacer que cada día tenga más ganas de pasar el siguiente contigo. Ni de hacer que me olvide del mundo que me rodea.

Olvídame si quieres, vete si quieres irte, huye cuando no aguantes, deja de entenderme cuando yo no te entienda a ti. Pero aunque suene algo egoísta, mantén nuestros recuerdos y no dejes de quererme.