No sé si soy yo, que no aprendo a creer que sí podemos estar bien, o si fueron tus reproches los que me golpean con el recuerdo, cuando te miro. En la noche me detengo sin querer, ante la ausencia de tus colmillos; se me pasa el enojo y el amargor de los cortes de nuestros cuchillos, cuando me hieres o te hiero; entonces te echo de menos, y te necesito un poco más que de costumbre.¿Te has dado cuenta ya de lo bonita que parece la vida cuando nos correspondemos? Tu mirada brilla y yo sonrío por tenerte .
Yo soy pespunte y tú eres aguja; cóseme.