La tendencia de tener miedoantes de las puñaladasque no pasa de moday el corazón ya se amoldaen la pose de quedarse encogidotan solo por si acaso.
Solemos confundir no agobiarcon descuidarpara luego echarle la culpaa no sé qué más.
Todo excusas y pretextoscon tal de no sabernosla errata, el origen,la falta de agallaspara admitir un"sí, yo lo hice mal."
Qué poco nos gustaque nos miren comosi tuviéramos la culpaaunque la tengamos.
Somos el mal ejemplo.Ofrecemos venenoy lo llamamos amor.Pero no es amor.Nosotros no sabemos amar bien.Solo sabemos culpar a otro,otro amor, otra historia, para justificarnuestro error y nuestro mismo miedo.
Creamos novelas, películas y poesíacomo si fuéramos maestros amantespero tan solo sabemos la teoríay una práctica efímeraque nosotros hacemos efímeraporque esperamos el cuento;arruinamos la realidad por una falsa expectativa.
Todo en desorden.Somos la marioneta ysomos el propio titiritero,y aun así nos atrevemosa echarle la culpa al amory a la vida y a todo lo ajeno.