Llega un día en que te das cuenta de que mientras menos sepan de ti, mejor te irá. No habrá forma en que pueda nadie desmoronar lo que intentas que funcione .
Descubres que hay personas que no quieren tu bien, que tu bien lo quieren para ellos. Que envidian lo que tienes o a quien tienes o en lo que estás por conseguir. Entonces, empiezas a vivir sin tantas explicaciones, ni publicas ese porcentaje incompleto de las cosas que haces, con las que crean conocerte de verdad. Conocer tus puntos fuertes y los flacos. Simplemente vives. Vives para disfrutar del ahora, sin perder tu tiempo en preocupaciones innecesarias que otros puedan provocar que ocupen en tu cabeza, entremezclándose en tus momentos buenos, y, de esta forma, fastidiándolos. Porque si hay momentos malos que haya que vivir, será cuando lleguen, el momento de preocuparse, pero nunca antes. Que nadie se interponga en tu camino, siempre haciendo caso omiso de las dudas o miedos que intenten sembrarte, sé tú quien demuestre que nada te para. Solo quédate con quienes demuestren amor y respeto por ti, porque eso es todo lo que importa, pero que nadie te frene en lo que quieres o en lo que haces.