Vamos por ahí cargando con el pasado que se ha cargado nuestras espectativas, nuestras ilusiones, nuestras ganas de todo contra todo. Y no hacemos más que joder las cosas que llegan a nuestro paso, pretendiendo evitar nuevos rotos sobre los otros rotos .

Pero tienes que empezar a darte cuenta de que cada vez que intentas comparar el presente con el pasado, para encontrar la jodida razón que te haga pisar el freno, estás interponiéndote en el flujo natural de los hechos; te adelantas, lo rechazas, lo manipulas para que no ocurra, porque piensas que va a dolerte. Pero te estás haciendo igualmente daño, porque estarás dejando de hacer algo que sientes, algo que tu corazón te pide hacer, y es que las cosas llegan y se afrontan, se viven, y si toca sufrir, tocará también aprender. Pero no procures controlar nada porque no se puede. No compares, no estés recordando a cada instante que una vez te lastimaron mucho y que no puedes olvidarlo; no lo olvides, porque todo aquello te hizo ser quien eres, pero no estés pensando que te volverá a suceder. Cada persona, y cada momento es diferente, puede que con rasgos o matices que te recuerden a lo que ya viviste, pero no es igual. Deja que lo nuevo se quede para aportarte hasta donde te tenga que aportar. Tú solo vive.