Me acariciaba y podía sentira la noche llena de armoníacomo la paz de la música jazz.Era Herbie Hancock susurrandosus notas a mi oído,mientras el aire huérfano parecía en shock,en parada cardíaca... en silencio.En cambio yo, podía escuchar a la vidaregalándome la eternidad.Pero era el poder de sus cariciasla musa de mi calma en su totalidad.Juro que observaba su cuerpo ycreí encontrarme dentro de algún lienzo de desnudosperfilados a contraluz.Era ese momento perfecto que grabas en tu cabezapara rebobinarlo una y otra vez cuando la sedsolo es humedad en el recuerdo.Sí, puedo cerrar los ojos e imaginar al mundosolo bello, solo noble, solo humano.Cierro los ojos y noto al paraísotan solo con tener la piel sobre la palma de su mano.Yo capturo estos instantes hasta el mínimo detallepor si acaso un día me falte.Cuando me mira y me tocasiento cómo ama, cómo me ama.Y soy incapaz de sentir todo su amorde hilos delicadamente hilvanados, sin la pasiónque sienten los gatos cuando se tratade volar sin vértigo entre tejados.