Cómo combatir los monstruos (Parte 2)
20 May, 2022
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CAPÍTULO 3


LA ANSIEDAD


 


¿Qué es la ansiedad?, ¿sabes identificarla cuando ocurre? Te aseguro que cuando la padeces no hay dudas, lo sabes, sabes que está ahí contigo, como si te aplastara el pecho y casi no pudieras respirar. En términos generales y según sus diferentes grados, puede atravesarte punzante o puede que, con una calma pasiva, te abrace y no te suelte, dejando que respires pero notando ineludible su peso .

Puede manifestarse de diferentes formas o síntomas, como el dolor en el pecho mencionado o esa falta de oxígeno; podrás notar al corazón acogiendo un ritmo más acelerado o sufrir insomnio o preocuparte en demasía incluso derivándote a episodios repentinos e incontrolables de pánico, consecuencia de un miedo intenso o de una preocupación excesiva. Vas a sentirte nervioso y puede que muchas veces olvidadizo porque te cueste centrarte, y que todo lo que hagas te suponga un esfuerzo doble o triple. Incluso puede que dejes de comer algo menos o por el contrario, comiences a comer de más sin realmente tener necesidad o apetito; de pronto te das cuenta de ese ansioso e indomable nuevo hábito y sabes que está mal, o peor aún, que puedan verlo mal, y al no querer mostrar tu debilidad empiezas a ocultarte, te escondes comida para comerla a solas, y mientras tú comes, es la ansiedad la que te devora a ti por dentro. Es ahí cuando te das cuenta de que algo está sucediendo en ti, de que algo no va bien dentro de ti, pero no sabes remediarlo. Esto te hace sentir aún peor. Un truco para estos casos, podría ser, intentar no tener cosas para picotear en casa, así como chocolates y snacks poco saludables, o pedir que los escondan. Así cuando pretendas atracar por la cocina, no tendrás apenas opciones, pues normalmente se busca lo dulce, productos altos en azucares o grasas.
Realmente la ansiedad afecta tu día a día, hace que te sientas apagado, con infelicidad, llanto, miedo opreocupación por que algo suceda o no suceda; agobio, sentimientos negativos, y a veces extremadamente negativos. Te sentirás irascible o incapaz frente a situaciones sencillas para cualquiera, pero que a ti te supone todo un reto. Tanto, que preferirás evitarlas a toda costa. Tanto si estás pasando por una etapa de crisis existencial, de estrés, de duelo o de superación en cualquiera de los ámbitos emocionales, necesitas con emergencia armarte de disciplina para que esta sea quien empuje de ti. La disciplina aparece cuando la motivación queda bloqueada y entonces tu rutina y tus planes se desdibujan en desastre, en desgana y oscuridad. Necesitas obligarte a ti mismo a dar los pasos. Pero para que esta disciplina se ponga en marcha, deberemos haber aprendido sus reglas de juego. Es decir, la disciplina es un código de conducta con
el que nos hemos instruido. Si no tienes disciplina como recurso, se complica el proceso de avance, pero sigues teniendo opciones. Una es, aprender a obtener la disciplina y trabajar en ella, o dos: esperar paciente a reencontrarte con la motivación. En cualquier caso, el proceso suele ir despacio. No te rindas. Siendo sinceros, es demasiado fácil decirlo. Decir “ten motivación”, “trabaja tu disciplina”, “distráete”. Pero hacerlo... Hacerlo cuesta horrores cuando sientes que algo en ti te atrapa o te consume. Tendrás altibajos, y para nada será algo malo tenerlos, pues igualmente estás avanzando aunque en principio no te des cuenta. Recuerda que el proceso no es lineal, está lleno de curvas altas y bajas. Y no tiene una media de tiempo estipulado para que te encuentres plenamente bien. Según trabajes en ti, en crear esos cambios, el viaje hacia ese objetivo podrá ser mayor o menor. Desde semanas hasta años. Pero que esto no te desanime, al contrario, demuéstrate que puedes; porque únicamente no puede aquel que piensa que no puede. Si dejamos que nuestra mente nos domine y nos guíe con puro negativismo, el resultado no va a ser otro que negativo. Nos regimos por estímulos y el estímulo para que podamos superar algo y para ser una versión mejor de nosotros mismos es a base de estímulos positivos, motivacionales y de ilusión. Por esto es primordial motivarnos cada día. Crea tu propio mantra y repítetelo siempre, sobre todo cuando se te presente ese instante en que quieras dar un paso atrás, di por ejemplo: “yo sí puedo, yo sí puedo, soy capaz, YO SÍ PUEDO, SOY CAPAZ.” Cree en ti, porque a veces creemos no poder con algo y con el tiempo nos demostramos que sí pudimos y que las cosas sí que cambian. Esta, es una de esas veces. Sentir de manera ocasional alguno de estos sentimientos es de lo más normal en la vida cotidiana de cualquier persona. Puede decirse que es
grave cuando los síntomas persisten e interfieren en nuestras labores diarias y relaciones sociales e íntimas. Aquí estaremos hablando de un trastorno de ansiedad. Y este trastorno podría hacer puente hacia otros trastornos como por ejemplo la agorafobia, la anorexia nerviosa, déficit de sueño o sobrepeso. En la actualidad, nos hablan constantemente sobre salud mental, nos intentan tratar con precauciones y remedios. Nos tienden todo tipo de frases que realmente no aportan, así como: “perdónate la vida”, “quiérete”, “pasa página”, “sigue adelante”, “sé feliz”. Esto es el denominado falso optimismo. Porque, obviamente tú quieres pasar página, quieres poder quererte, seguir adelante y olvidarlo todo, ser feliz, pero cómo. Se olvidan del cómo y se olvidan también de que las soluciones o remedios varían dependiendo del contexto, del problema, de lo que nos ocurre. Todas esas frases son genéricas y no siempre aportan, de hecho aportan más bien poco o nada. Una de las más importantes herramientas es la compañía, pero para qué tipo de problema. En la superación. Cuando el dolor te atraviesa tras una ruptura o un duelo tras la perdida de un ser querido, entre otro tipo de superaciones o de sentimientos, la compañía es esencial, incluso a veces no tanto la necesidad de comunicación, tal vez con el silencio baste, porque ya esa compañía, para dar un paseo, ver una película o salir de compras, adormece y tranquiliza ese dolor. Te aporta enajenación del problema. No importa el plan, importa el no sentirnos solos ante la
presencia de un problema. El no quedarnos entre cuatro paredes con nosotros mismos y nuestros pensamientos intrusivos. Ahí la compañía vale por mil. Pero quién se ha detenido a pensar en qué posible remedio tenga esa persona que no es compañía lo que necesita, porque para ella, incluso la compañía le hace sentirse más inútil o peor persona porque piensa que sus ansiedades solo son una carga y nadie merece conocerlas. Y que en estos casos, el silencio delata el problema que realmente le gustaría ocultar pero que, a veces, no sabe cómo o no se siente capaz de mostrarse bien. La ansiedad te hace pensar: “sé que me quieres y por eso no te merezco. No mereces a alguien como yo.” Este tipo de personas tal vez necesitan un cambio en sus vidas. Algo que les ilumine el camino al futuro donde puedan hoy visualizarse para poder ir con la calma de que todo va a ir bien. Entonces, ¿es inseguridad?, ¿inestabilidad?, ¿un arranque colérico por la frustración de no sentirse satisfecho del todo con su vida, ya sea algo en concreto, y no saber cómo cambiar esto? Los remedios aquí son algo más complejos. El cambio debe iniciarse desde el interior. Uno, querer cambiar. Y dos, estar receptivo y con motivación para comenzar el cambio. Pensar en las alternativas realistas que se pueden llevar a cabo, e intentarlas una por una hasta dar con los resultados buscados. No, no es fácil y no, no es inmediato pero es un comienzo. Quedarnos en la cama acostados, dormidos, evadiendo la realidad o evadiendo las dificultades y
lamentándonos por todo aquello de lo que carecemos, o por aquello en lo que no nos va tan bien o que creemos que puede que no nos vaya tan bien, solo nos estanca y arruina todas las oportunidades que sí podemos tener. Por tanto, siempre será mejor empezar dando un paso para luego dar otro y otro y otro, hasta poco a poco ir subiendo todos los escalones que terminarán llevándonos hacia donde queremos o hacia donde necesitamos. Has perdido el control de ti mismo y te está invadiendo un manojo de sentimientos contrapuestos como el “quiero y no puedo”. Qué hacer. Te preguntas qué hacer para que pare, para que puedas avanzar, para que vuelvas a sentirte bien o incluso mejor. Todo lo que está en tus manos es procurar crear hábitos diarios en donde canalices tu ansiedad hacia su liberación. Como bien puede ser la práctica de ejercicios de respiración en donde abrir y cerrar el diafragma en unos pasos muy sencillos: Túmbate boca arriba y coloca una mano sobre el abdomen y la otra mano sobre el pecho, y ahora inhala despacio, expandiendo el abdomen todo lo posible. Entre 3 y 5 segundos. Luego, exhala, dejando salir el aire lentamente, de nuevo entre 3 y 5 segundos. Y ahora repítelo. Repite la fórmula varias veces, por ejemplo durante 15 o 20 minutos diarios. Es posible que, a priori, te parezca algo inútil, pero a medida lo estés practicando te darás cuenta de que sí que te beneficiará, pues tu cuerpo y tu mente conectan para entrar en relajación. Por supuesto ayudará que cierres los ojos y que tu entorno esté en total silencio o lo más posible, o simplemente colócate unos auriculares con música tranquila. E intenta no pensar en cosas negativas. Otro hábito que puedes poner en práctica, con una alta y fiable probabilidad de mejora en ti, es el ejercicio físico o el deporte. La ciencia
afirma que la práctica del ejercicio mejora el equilibrio de neurotransmisores. La actividad física reduce el nivel de ansiedad, así como de la depresión o de la ira entre otros trastornos, mejorando el descanso, la fatiga o la autoestima, incluso la capacidad de relacionarse con los demás, ya que se elevan los niveles de dopamina, endorfina y serotonina, responsables de la sensación placentera y de relajación. Hay una gran variedad de ejercicios que practicar, busca el que más se adecue a tu gusto y a tu capacidad para practicarlo. No atreverse es para quienes buscan excusas, pues tenemos la alternativa de buscar una actividad física donde estar solos, así como en la práctica del fitness, ya sea en casa o en un gimnasio, donde te enfocas en ti mismo y vas a tu ritmo con un planteamiento de entreno. Podemos estar acompañados si lo preferimos y donde al mismo tiempo esto nos permite socializar, así como salir a correr, andar o hacer una ruta en bici junto a alguien, practicar boxeo, karate, o cualquier deporte de contacto o tenemos la opción de estar en grupo, así como al jugar a baloncesto o como en las clases de ciclo indoor (también conocidas como spinning), o ir a clases de yoga, de pilates o de estiramientos. La elección es según tu preferencia y como ves, es amplísima. Sea como sea, aprende a dominar tu mente para que ella no sea quien te domine a ti y pueda manifestar efectos negativos como la ira, uno de los síntomas más típicos de la ansiedad.


 


 


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Esto solo es UN capítulo, si quieres poder leer el libro COMPLETO házmelo saber en un comentario.

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