Había pasado ya dos días, mis papás están desesperados, no hemos podido dormir casi nada de la preocupación. En el momento en que nos percatamos que Sofia no estaba comenzamos a buscarla por todas partes, incluso hablamos con el capitán del barco pero nadie nos daba respuesta, afortunadamente el bote tenía unas cámaras ubicados en puntos claves y pudimos descartar que mi hermana se hubiera caído del barco; sin embargo era imposible no sentir que una parte de mi vida se había destruido, no podía dejar de pensar que era mi culpa porque yo tenía que haber ir con ella, ¡yo debí cuidarla y le falle!

Al segundo día cuando ya habíamos interrogado a todos los trabajadores del crucero y a los pocos turistas que estaban con nosotros a esa hora en el buffet, y después de mirar los vídeos de las cámaras por fin encontramos un indicio de donde podía estar Sofia; sabíamos que estaba en el barco, solo rezábamos para que estuviera viva y que nadie le hubiera tocado un sólo cabello, pero encontramos un punto ciego en las grabaciones donde Sofi se había ido caminando, era un poco extraño porque se podía ver como le cambiaba el rostro al ver algo que nosotros no podíamos ver desde ese ángulo, sin embargo sabíamos donde empezar nuestra nueva búsqueda.

Cuando localizamos el lugar donde estaba la cámara, comenzamos buscar por posibles entradas, por alguna puerta o escaleras que nos llevarán a algún lugar, pero no encontramos nada, no podíamos entender que carajos estaba sucediendo y la idea de que le hubieran podido dar algún tipo de droga a Sofia para que alucinara y le pudieran hacer algo no tenía lógica porque cuando ella sirvió su comida mis padres estaban junto a ella .A todos nos dolía la cabeza y el pecho de tanto llorar, de la desesperación y del estrés, nunca creí sentí un dolor tan fuerte como este.

*Sofia

Al darme cuenta que se me había quedado "mi sortija" en el comedor me devolví por ella diciéndoles a mis padres que me esperarán en la habitación, no estábamos muy lejos del cuarto así que podría rápidamente acercarme a los chicos que estaban comiendo esos dulces tan exóticos, pedirles uno e irme corriendo al cuarto. Siempre me han gustado los dulces, y cuando pase cerca de ellos mientras servía mi comida, escuche como uno le decía a otro que los había traído de otro país y que eran muy lujosos, así que no pude evitar querer uno cuando vi que los estaban regalando a otros chicos de mi edad.

Cuando llegue a las mesas donde se suponía que estaban lo jóvenes, me di cuenta que tristemente ya no estaban pero por una extraña razón, encontré un dulce en el piso, no tenía etiquetas ni nada así que no pude ver el nombre o de donde era, solo se que fue lo último que comí antes de perder por completo la razón.

Me levantó un sonido constante de algo que caía, algo así como una tubería goteando; poco a poco comencé a despertarme y recuperar mi consciencia, me sentía muy incomoda como si hubiera dormido mal, y cuando por fin pude ver con claridad entre toda la oscuridad de esa habitación: estaba completamente atada a una columna circular, a duras penas podía mover los dedos de mis manos y los lazos con los que me tenían en cautiverio ya me habían dejado una marca en la piel. Desespere por completo, grite, llore, solloce pero nada ni nadie me escucho, no sabía que hacer: incluso si intentaba moverme, las sogas me rallaban la piel a tal punto que por mi desespero comenzaron a sangrarme los hombros.

Horas después de levantarme ya me había resignado a que nadie vendría por mi, solo podía rogar a que llegara mi captor y poder pedirle que me dejase escapar para ver a mi familia de nuevo, no entendía que había pasado, o porque me tenía ahí, o sí ya me había hecho daño o quería hacerlo, pero con cada segundo mis miedos y pensamientos se hacían peores. Hasta que escuche como sonaba una puerta abriéndose, sonaba como una pesada puerta de hierro moviéndose y la inesperada luz del sol me dejo ciega por varios segundos, ni siquiera sabía que hora era o cuanto tiempo llevaba aquí pero saque energías y le grite a lo que sea que abrió esa puerta:

- ¿Quién eres? ¿ qué quieres de mi? Déjame ir por favor, déjame ver a mi mamá- le dije y no pude contener las lágrimas que brotaron a cantaros de mis ojos.
- Ay linda Sofi, yo no te voy a hacer daño, te dejare ir, pero primero vamos a jugar un poco. Pero me alegra que hayas despertado ya, me preocupaba que ese "dulce" te hubiera llevado al más allá.- dijo una voz gruesa, daba un poco de miedo tan solo escucharla. Era un hombre, por su voz no era joven pero tampoco muy viejo, cerro la puerta tras de él y se me fue acercando.
- No entiendo, ¿de que me hablas? ¿cuál dulce?
Me respondió con una sonrisa que seguramente había estado preparando desde hace mucho:
- El dulce que te comiste en el buffet, por el cual te devolviste y te alejaste de tu familia mi querida - dijo la última palabra mientras me quitaba un cabello de la cara, quede petrificada - Te he estado observando, tu hermana es más linda, más mi estilo, pero tú con tu ternura tan sólo no me resistí, y cuando te vi recoger esa pastilla de droga que le entrego a los mismos jóvenes de siempre supe que era mi oportunidad, y no la dejaría pasar.

Me aterrorice, estaba en manos de un psicópata y no sabía que hacer para que me dejara ir, tenía miedo de preguntarle algo más, pero necesitaba saber quien era, porqué me hacía esto a mi, necesitaba que me explicara porqué me alejó de mi familia. ¡Estúpido dulce! ¡Estúpida yo! Estúpida, estúpida.

- Ey, tranquila. Vas a salir viva de este bote, te lo prometo, pero mientras eso pasa tenemos aun tres días. Y yo pequeña, soy tu peor pesadilla - Me dijo mientras se iba y cerraba la puerta tras de sí.