CAPÍTULO 1LOS MONSTRUOS
De pequeños nos contaron historias de todo tipo, en donde el malo siempre fue un ser imaginario, terrible y huraño, con formas amorfas, paranormales u oscuras. Hicieron que, por las noches, irnos a la cama a dormir se convirtiera en una hazaña, con un ojo siempre en vela y las sábanas de escudo, con un pavor irrefrenable a la oscuridad, imaginando que tal vez en ella descubriéramos alguna sombra oculta, algún monstruo, algún fantasma .
CAPÍTULO 2EL ORIGEN
Todos nuestros sentimientos intrusivos llegan desde un punto de partida. A veces no somos capaces de saber claramente qué fue lo que nos hirió tanto para llegar a ser como somos. Lo cierto es que cada vivencia, desde el momento en que nacemos, nos va moldeando en forma y carácter como si fuésemos arcilla de escultor. Otras veces, podemos identificar a la perfección qué nos hiere, quién nos hiere, pero no conocemos las herramientas para enfrentar el origen y supurar el daño. Ese daño puede haber nacido de tus debilidades, el cuestionarte a ti mismo como consecuencia de una sociedad intolerante e hipócrita. Tal vez fueron tus padres o alguno de ellos quienes te hicieron ser víctima de tu ansiedad o tu ira. El recuerdo de ellos habitando en el caos, con una limpia imagen al público y una muy sucia verdad tras la puerta cerrada de casa. Puede que alguna de tus relaciones creara a la brecha en tu autoestima, a tu falta de seguridad o a tu renovado amor propio convertido en prepotencia. Es posible que tu raíz se encuentre en algún tipo de maltrato sufrido. O en alguna otra experiencia traumática y que, en algún caso, jamás pudiste ser capaz de revelar a nadie, y lo guardas para ti mientras está destruyéndote por dentro. Y en ocasiones sucede sin darte cuenta, haciendo algún cambio en ti, en tu manera de ser o no ser; es como una diminuta bacteria que accede a nuestro organismo y se va expandiendo poderoso, modificando nuestra configuración de base, así como la inocencia, el optimismo o la vitalidad. En definitiva, hay múltiples formas de haber podido experimentar un sufrimiento tan agudo que hiciera mella en nosotros, alterando nuestra esencia impoluta para dejarla manchada posiblemente por siempre. En concreto, cuando esos problemas no se tratan o no se liberan. Y eso, son nuestros monstruos. Si te sientes víctima de ellos, necesitas aprender a dominarlos, que de una vez dejen de ser ellos quienes te controlan a ti. Pero, ¿cuáles son las herramientas? Las veremos más adelante. Lo que sí podemos dejar en claro es que todos convivimos con al menos un monstruo y es por ello que, deberíamos intentar ser más amables y comprensivos los unos con los otros porque ya la vida de por sí no es fácil para nadie. La empatía debería de ser nuestra ofrenda para con los demás, y así para con nosotros mismos ya que se trataría de una reciprocidad. Pero la sociedad aún no está preparada para ejercer ciertos cambios óptimos, sobre todo porque siempre va a coexistir el antagonista de nuestra particular perspectiva del bien.
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Esto es tan solo una MUESTRA. Para leer el libro COMPLETO, déjame un comentario haciéndome saber tu interés por él.