Estar aparentemente tranquila, despejada y sin ninguna preocupación y empezar a sentir cómo se acelera tu corazón. Cada vez va más deprisa y empiezan a llegar pensamientos que no sabes por qué aparecen, pensamientos que anteriormente te han hecho llorar y pasarlo mal .
Y lo sabes, sabes que ahí está otra vez la ansiedad. Sabes lo que va a pasar a continuación porque no es la primera ni la última vez que te pasa, lo intentas controlar, pero no puedes y otra vez sientes que has perdido, la ansiedad te ha vuelto a ganar. Empiezas a preguntarte que por qué ahora, por qué otra vez y por qué a ti, pero no hay respuesta clara para esto.
Es entonces cuando la ansiedad te consume y empiezas a pensar de todo, nada bueno claro; comienzas a sentir taquicardia, hiperventilas, lloras, tiemblas y no sabes cómo pararlo. Te vuelves a sentir insuficiente, sola, reemplazable y piensas hasta que todo sería mejor si desapareces porque sientes que eres una carga para todo el mundo.
Y así día tras día, cuando parece que todo va a mejor vuelves a recaer y a empezar de nuevo con todo, sintiéndote en un bucle del que ves imposible salir, en una lucha constante contigo misma.