Libertad no es cualquier palabra
12 Abr, 2022
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Puede que algunos europeos piensen que la libertad es un término hueco porque en nuestro continente muchas libertades están garantizadas. Creo que allí donde no existe, es donde más se evidencia su importancia .

Para resaltar la relevancia de este concepto voy a analizar, en distintas regiones no europeas, la falta de dos libertades fundamentales: la sexual y la de expresión.


Libertad sexual
Mohamed Mbougar Sarr ganó en 2022 el Goncourt, comúnmente considerado el premio literario más importante de Francia, por su obra La más secreta memoria de los hombres. Antes de ese libro, Mbougar Sarr publicó otra novela llamada Des purs hommes (Hombres puros). En ella se narra un episodio que tiene lugar en Senegal en el que el cadáver de un hombre es literalmente desenterrado de un cementerio musulmán por homosexual.


Mohamed Mbougar Sarr describe el suyo como un país donde los homosexuales son excluidos de la vida social y, a veces, de la vida en general. “Muchas personas que conocí murieron porque fueron acusadas de ser homosexuales”, se queja uno de los personajes de la novela. El autor presenta Senegal como un sitio donde son considerados como “criaturas malvadas y habitadas por el diablo” y “seres cuya mera existencia constituye un crimen contra la humanidad”.


El libro describe cómo la población senegalesa piensa que “el lugar de los homosexuales es la cárcel porque, además de pecadores, también son delincuentes cuya mera presencia en la sociedad atenta contra su cohesión y su moralidad”. La novela describe a los senegaleses como ciudadanos que creen que ni siquiera tienen que orar por los homosexuales: “… solo tenemos que rezar para que estén lo más lejos posible de nosotros y de nuestras familias”. La obra presenta un pueblo que, en definitiva, opina que se les debe matar a todos. En el contexto descrito no hay libertad sexual porque a los miembros del colectivo LGTBIQ declarados se les acosa, tortura y asesina. Nadie debería temer por su integridad; únicamente por su orientación sexual.


La libertad de expresión
Carlos Salinas Maldonado es un periodista nicaragüense que escribía para El Confidencial, uno de los pocos medios de comunicación independientes de Nicaragua, y ahora para EL PAÍS. En sus artículos en aquel medio, Salinas criticaba la opresión sistemática llevada a cabo por los dirigentes Daniel Ortega y Rosario Murillo.


Como cada año, el 19 de julio del 2018 se celebró en Nicaragua el aniversario del triunfo de la revolución sandinista. El evento se celebró en la Plaza de la Fe, cerca del gran lago de la capital del país. Salinas se encontraba frente a las gradas, junto a otros periodistas que cubrían el evento, todos rodeados por una multitud de militantes de la Juventud Sandinista. Uno de estos últimos, al ver a Salinas, lo abrazó a la fuerza, sacó su teléfono y se hizo un selfi junto a él. El reportero no se resistió. Después llegaron otros simpatizantes de la Juventud Sandinista que lo inmovilizaron y le tomaron más fotografías.


Mientras Salinas y los otros reporteros trataban de retirarse a la parte de atrás de la multitud, un hombre corpulento con uniforme y pasamontañas comenzó a empujarle y a llamar a sus camaradas. En unos segundos, los periodistas se vieron rodeados por una turba enfurecida. Entonces, una mujer y un hombre comenzaron a gritar y a golpearle salvajemente. Este fue solo uno de la cadena de incidentes que Salinas sufrió. El acoso constante, las agresiones sistemáticas y las amenazas continuas obligaron al periodista a abandonar el país.


Ese acoso, esas agresiones y esas amenazas evidencian la falta de libertad de expresión sufridas por Salinas y, en general, por los periodistas en el país centroamericano hoy. Todos deberíamos poder expresar nuestro punto de vista sin temer por nuestra seguridad física.


¿El futuro es Europa?
Cerca de mi oficina hay un inmenso mural en el que se lee “The future is Europe” (El futuro es Europa). Yo estoy de acuerdo con esa frase. Pienso que los cimientos de la sociedad europea (Estado de derecho, democracia, derechos humanos, libertad, dignidad, igualdad...) acabarán siendo los cimientos del resto del mundo. Porque, desde mi punto de vista, los principios europeos se basan sobre el concepto de la justicia.


Para que el mundo se convierta en un lugar más justo y mejor, debemos promover criterios como la democracia, los derechos humanos y, por supuesto, la libertad
Las faltas de libertad en Senegal y Nicaragua descritas en este texto constituyen una enorme injusticia, y este tipo de desmanes son aún demasiado frecuentes en el mundo. Además, muchos países no democráticos ganan peso en la esfera internacional actual. La falta de democracia también constituye una injusticia.


Todas estas amenazas hacen que hoy, más que nunca, debamos defender nuestros valores. Hemos de tratar de que sean los valores europeos los que rijan el mañana. Creo que para que el mundo se convierta en un lugar más justo y mejor, debemos promover criterios como la democracia, los derechos humanos y, por supuesto, la libertad.


Y, evidentemente, para poder fomentar esos criterios, debemos comprenderlos. No deberíamos dudar de la importancia y el significado de algo tan importante para nuestra civilización como es la libertad.

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