El ejercicio de graficar los conceptos de suma abstracción que se tratan dentro de la poesía pueden llegar a tener diversos abordajes, dependiendo de la visión del artista encargado de tal tarea. En el caso que ocupa este corto artículo, hubo una subversión en el proceso creativo debido a que el componente gráfico no estuvo condicionado al elemento literario, sino que por el contrario el componente gráfico condicionó en su totalidad la dimensión poética de la obra.
La graficación de la obra en cuestión consistió en una serie de fotografías de edificios que rodeaban mi diario vivir de hace algunos años; dentro del encuadre de las fotografías se privilegiaron las formas y curvas arquitectónicas por encima de su interacción con el ser humano y el uso cotidiano a los que se les somete, anulando la presencia de sus ocupantes de las tomas, dando la impresión de los mismos edificios como entes perennes en una estoica espera; seguidamente a las fotografías se les sometió a un proceso sencillo de edición en el cuál se les dotó de una serie de filtros de estética 8-bit, esto con el fin de alcanzar cierta distorsión en su encuadre para sustraerlas de su ambiente y colocarlas en un ámbito ajeno y anclado en la fantasía de alteraciones cromáticas.
Tratando el aspecto puramente poético, resalta la brevedad de las piezas literarias, una brevedad que va en concordancia con la esencia del proyecto creativo : la graficación de unos cortos pensamientos inquietos .
En sus versos rebozan de referencias a la alteración narcótica de la percepción, la decadencia del cuerpo físico, la impotencia ante las fuerzas totalitarias del entorno y algunas inquietudes personales ineludibles. Concluyendo en que el resultado ha sido de mi completa satisfacción, componiéndose hasta el momento de 20 piezas que he ido publicando en cierta plataforma virtual.
