EL DOLOR EMOCIONAL SE ORIGINA EN TRAUMAS DEL PASADO O PRESENTE
Los daños emocionales recibidos en la infancia, o en otros tramos de nuestra vida, pueden ser muy intensos o muy prolongados en el tiempo, lo cual puede generar consecuencias fisiológicas. Una herida emocional puede afectar al cuerpo de múltiples formas: dolores, problemas gástricos, disfunciones sexuales, incluso, en casos extremos, pueden llegar a enfermar los órganos o aparecer síntomas neurológicos .
A este fenómeno se le conoce como "somatización".
Cómo aliviar el dolor emocional
Permitir que suceda: los especialistas recomiendan ser receptivos a este dolor y no intentar combatirlo o censurarlo. Eso solo hará escalar el dolor emocional que padecemos. Por lo tanto debemos permitirnos sentirlo, y no evitarlo o esconderlo, valorándolo como algo que puede ser muy natural como respuesta a una situación dada.
Actitud propositiva: si un ser querido muere o decide cesar su relación con nosotros, es lógico y normal tener un elevado nivel de sufrimiento, un estado de ánimo triste y que disminuyan los niveles de energía y las ganas de hacer cosas. El paso del tiempo y la llegada de nuevas vivencias van a contribuir a que poco a poco gestionemos nuestro dolor y salgamos adelante, superándolo.
Adaptarnos: debemos ser maleables ante este dolor emocional, esto es así debido a que si nos mantenemos rígidos en nuestro dolor, solo lo reafirmaremos y no conseguiremos ubicarnos en otra perspectiva para poder convivir con el malestar. Resiliencia: una vez que se logra identificar la existencia del dolor emocional, debe iniciarse un proceso en el que la experiencia dolorosa puede prolongarse y mostrar un nuevo clímax, antes de que podamos empezar a superarlo.
Emociones incompatibles con el dolor: debemos permitir que estas sean expresados y fluyan, procurando aprender a modificarlas o incluso introducir experiencias que generen emociones incompatibles.