En la vida siempre tenemos alguien predestinado para nosotros, alguien que aparece sin buscarlo y se presenta de la forma y en el momento menos esperados.
Hasta que es el momento adecuado para esas dos personas... su función es cómo la de los planetas: giran en la misma órbita, línea y dirección pero sin tocarse, sin coincidir, sin interferir el uno con el otro... Digamos que el sol es la vida y los dos están girando entorno a el.
Da igual que sea mayor o menor la distancia, tarde o temprano llegan a un punto desde el cual se vislumbran el uno al otro y es en ese preciso momento cuando todo empieza.
De ahí en adelante.. .todo poco a poco empieza a cambiar, siguen en la misma órbita como estaban y en la misma línea. Pero ya no van en la misma dirección, comparten una misma dirección: coincidiendo e interfiriendo el uno en el otro hasta que poco a poco dejan de ser mundos separados para ser uno solo.