Para aumentar la probabilidad de encontrar factores genéticos relacionados con el envejecimiento, el equipo se centró en una sola raza: el labrador retriever.
Los investigadores analizaron los patrones de metilación del ADN en los genomas de 104 perros labradores de entre cuatro semanas y 16 años de edad. Su investigación reveló que los perros envejecen muy rápido hasta los dos años.
Eso explica que un perro de seis meses tenga una edad biológica similar a un humano de 20 años. Para nosotros será todavía un cachorro que no para quieto, pero su ADN nos indica que es todo un adulto, biológicamente hablando .
Sin embargo, a pesar que en la pubertad va a toda velocidad, luego su envejecimiento se ralentiza. Tanto que si los 6 años del perro equivalieran a 60 años humanos, cuando nuestra mascota tenga 12 años, su ADN nos indicará que "sería" un humano de 70 años.
El perro tendrá el doble de edad, pero si fuera un humano habría cumplido solo 10 años más. Definitivamente, necesitamos otro método para calcular.
La nueva (y mejor) fórmula para comparar años de perro y años de humanoLo de multiplicar por 7, o por 5, no vale, queda claro. ¿Qué alternativa tenemos?
Según los datos de metilación, ciertas etapas de la vida de los perros y los humanos parecen coincidir muy de cerca. Por ejemplo, nuestro cachorro de 7 semanas es tan joven como un bebé humano de 9 meses. A ambos les empiezan a salir los dientes de leche.
Pero, en otras ocasiones, el proceso de envejecimiento no coincide, no es lineal. Para comparar de forma más precisa la edad en perros y humanos, Tina Wang y sus colegas han diseñado una fórmula no lineal que recurre a los logaritmos.
Para saber a cuántos años humanos equivalen los años de nuestro perro, calculamos el logaritmo natural de la edad del perro (x), lo multiplicamos por 16 y le sumamos 31. La fórmula nos queda así:
16 ln(x) + 31
¿Tiene sentido calcular la edad de los perros en años humanos?¿Por qué intentamos estimar cuántos años tendrían nuestros perros si fueran humanos? Realmente es algo curioso, pero no tiene mucho sentido: ellos viven menos, nosotros más. Claro que los queremos tanto y están tan integrados en nuestro día a día, que podemos considerarlos miembros de nuestra familia.
Así que es normal que queramos saber cómo envejecen, siendo nosotros mismos la referencia más directa. Sea como fuere, lo cierto es que viven mucho menos que sus dueños. Y eso es una pena.