Despedida amarga, como el primer sorbo de mate después de casi tres décadas, como las despedidas en la estación sin billete de vuelta, como la vida intentando separarte de algo que no eres capaz de soltar.
Y es que echando la vista hacia atrás, recuerdo cuando era pequeña, siempre escribía en un papel el nombre de la persona que me gustaba, no sé explicaros porqué, simplemente me gustaba verlo y quizás así daba verdad a una historia que nunca sabría si llegaría a ser.
Y es curioso leer poesía y que la protagonista en mi cabeza siempre seas tú. Que todo gire en torno a ti, después de tanto tiempo y tan poco juntas.
Y es que cada momento vivido con ella se repite continuamente en mi cabeza, haciendo que me aferre a la esperanza de que algo sigue existiendo entre nosotras, mas allá del nada.
A día de hoy me declaro culpable, por no saber evitar sentirte cada día mas lejos, por acompañarme desde aquel lugar que no es a mi lado y sentir que los te quiero son más cortos y la espera cada vez más larga.
Recuerdo que una vez me preguntaron: ¿Qué es la vida para ti?
Para mí la vida es ella, una vida donde el mundo se le queda pequeño, donde nada está bien ni está mal, solo vida, donde las alas de la libertad cuelgan de sus orejas en forma de pendientes y solo importa el presente sin pensar que tan duro viene el golpe.
¿Qué golpe?
Solo ahora, solo vida, solo una.
·Ainara Diebich Hernández·