Cuando la vi desnuda por primera vez
comprendí que el paraíso estaba hecho de carne y hueso, la flora de piel, y los manantiales de sudor.
Entendí que la Biblia estaba absolutamente equivocada, y la serpiente ante ella se hubiera vuelto mansa.
En ese momento tuve la certeza que Dios era mortal y aquellos que predicaron su religión, no conocieron la teología de su dogma.
Fui consciente que el fruto prohibido no era dulce,ni ácido, que estaba húmedo, y tenía forma de sonrisa luciferina.
Cuando la vi desnuda por primera vez, Dios nos exilió a los dos para habitar un paraíso maldito, conformado por sábanas, algodón y gemidos.
- Mi religión, se hizo practicante de su fe.