Al final si me olvidaste, después de tantas promesas y de aquella extraña certeza que tenías de que algún día, de algún modo, estaríamos juntos.
Pero yo aún con tu indiferencia, aún con el olvido en el que me dejaste sostengo una mínima esperanza de que un día de repente un suspiro de recuerdo llegue a ti susurrando mi nombre...
Mientras tanto no mentiré me duele un poquito aquí en el pecho, pero no de esos dolores que no te dejan comer, ni respirar, si no de esos con sabor a nostalgia.
Porque una parte de mi entiende que esta bien que mereces la paz que no puedo darte, y otra parte quisiera obligarte a mirarme, a contestarme, a darme una explicación y otra parte la del orgullo espera que todo se me pase como se te paso a ti, y el día que vengas y me encuentres triunfadora y quieras sacarme del lugar donde me pusiste en olvido, yo ya no esté para ti.