Estoy cansada de cuidar a mi madre, ¿qué hago?
21 Ene, 2022
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Es bastante habitual que los hijos e hijas cuiden de sus padres y madres una vez estos son mayores. Además, pocas veces se habla del rol que tiene el cuidador y no se ve con buenos ojos que sus padres acaben en una residencia .

Hay una constante creencia sobre tener que cuidar en casa a nuestros padres, puesto que cuando éramos pequeños ellos nos cuidaron.


Aunque esto sea así en cierto modo, hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, esta creencia se lleva al extremo, llegando a producir en el cuidador problemas de salud física y mental, debido al agotamiento que supone cuidar a una persona dependiente sin ningún tipo de descanso. En este artículo de Psicología-Online, veremos qué puedes hacer si estás cansado/a de cuidar de tu madre, hablaremos del síndrome del cuidador, de los conflictos que pueden surgir entre los hermanos debido a esta situación y las posibles secuelas que deja en la familia.


Qué es el síndrome del cuidador quemado
El síndrome del cuidador se define por una sensación de sobrecarga, agotamiento, estrés, sensación de aislamiento de otras personas, ya que la vida del cuidador o cuidadora se limita a atender las necesidades del enfermo.


¿Cuáles son las consecuencias del síndrome del cuidador o cuidadora?


Este estado conlleva el descuido del núcleo familiar, falta de libertad, privaciones y sacrificios personales, conflictos entre los familiares debido a la diferencia de tiempo dedicado al enfermo, sentimientos negativos hacia el pariente a cuidar, entre muchos otros. El nivel tan alto de cansancio y estrés también tiene efectos a largo plazo como son los problemas cardíacos, ansiedad y depresión. Por tanto, es normal que estés cansado o cansada si te haces cargo del cuidado de una persona enferma o dependiente.


Se ha visto que las personas deciden cuidar de un pariente en la totalidad del tiempo debido a la obligación moral que sienten.



Problemas familiares:
Es bastante habitual que el cuidador o cuidadora principal sea uno. La sobrecarga que este sufre provoca conflictos entre los hijos del enfermo ya que, por un lado, el cuidado principal se queja de ser el mayor responsable de la situación y, por otro lado, la familia muchas veces actúa como fuente de críticas y no de apoyo. Es decir, recriminan al cuidador principal no hacer las cosas de otra manera, por ejemplo. Por ello, son habituales los conflictos entre hermanos por cuidar a su madre o padre.


Con el tiempo, esta situación va abriendo una brecha en el afecto entre los familiares que, en muchas ocasiones, cuando el progenitor ha fallecido, se producen innumerables conflictos respecto a la herencia ya que el cuidado principal se considera con mayor derecho que los demás hermanos sobre la misma.


Es por ello de suma importancia que la responsabilidad recaiga de forma equitativa sobre los distintos familiares y también contar con un apoyo externo formal.


Cuidar a un dependiente en familia deja secuelas: Como mencionamos anteriormente, es común que haya una falsa creencia de deber cuidar al enfermo las veinticuatro horas del día. Esto supone una gran sobrecarga sobre una sola persona que provoca los efectos sobre la salud ya mencionados. Estos efectos sobre la salud suponen que la persona acabe desarrollando sentimientos negativos hacia el enfermo llegando a cuidarle cada vez peor o, en el peor de los casos, a tratarle mal ya que se le culpa de los problemas que han surgido a raíz de ser cuidador.


Por ello, se deben seguir algunas pautas para aliviar la sobrecarga del cuidador o cuidadora:


Solicitar ayuda: En primer lugar, debes entender que es necesario estar bien física y mentalmente para cuidar bien de su familiar, por lo que no debe sentirse culpable por pedir ayuda a otros familiares o registrar al enfermo en un centro de día o en un centro de respiro, con el fin de que pueda tener unas horas para sí mismo/a y pueda realizar recados pero también descansar.


Mantener hábitos de vida saludables: Por otro lado, es importante conservar hábitos de vida saludable respecto a la alimentación, sueño, deporte... y también en lo que refiere a la salud mental, es decir, tener actividades de ocio con uno mismo, también actividades con otras personas para conservar su vida social.


No sobreproteger: Es importante que también permitas a tu familiar hacer todas las actividades que sea capaz, no solo para fomentar la autonomía de este, sino para que dependa menos de los demás y no haya que dedicarle tanta atención.


Aceptar que eres humano: Si en algún momento aparecen sentimientos negativos y pensamientos no aceptados socialmente (como por ejemplo que estás cansado o cansada de cuidar a tu madre o padre), es lógico, normal y se debe en parte a la sobrecarga. No te sientas culpable, acepta que tendrás días malos y pide ayuda a tus familiares para que, en esos días, te den soporte y puedas descansar.


Evitar el estrés y las situaciones conflictivas: Ya que de por sí ya vives en una situación estresante.


Dedicar tiempo a tus necesidades: Es de suma importancia encontrar un equilibrio en el que el cuidador o cuidadora tenga tiempo de autocuidado y también sea cuidado por los demás.
Informarse sobre la enfermedad. Por último, puede ser de bastante utilidad informarse sobre la enfermedad de tu familiar, ya que de ese modo sabrás cuál es la mejor forma de ayudarle y sabrás qué síntomas son habituales y puedes esperar que sucedan.


Entenderte y cuidarte: Ante todo, entiéndete a ti, cuídate a ti. Cuando tus padres cuidaron de ti, también tuvieron soportes, de sus propios padres, de guarderías, de otros familiares... No debes cargar con la situación solo/a ya que, una vez más, para cuidar a los demás primero hay que cuidarse a uno/a mismo/a.

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