La Herencia del Ruiseñor.Capítulo 1: Un sobre sin abrir, y muchos parientes en casa..Madrid, principios del siglo XX..En la calle del número 12, llamada la calle del Ruiseñor, había una antigua mansión. Y ese día, había mucha gente congregada en torno a ella .
Así, mientras esperábamos todos y todas en la entrada del número 12 de la calle Ruiseñor, parecía que dentro de la mansión, empezaba a haber movimiento. De niña nos hablaban de las mansiones de la capital como baluartes de intención de poder y lujo, obviamente la del número 12 de la calle ruiseñor, no parecía eso, en principio..Mansión de la calle ruiseñor número 12. Ocho de la mañana..Dentro de la mansión del número 12 de la calle Ruiseñor, todo estaba en calma, su única habitante empezaba a despertarse. En una habitación de lujosa apariencia, alguien estaba empezando a desperezarse. Era una mujer de avanzada edad, estaba recostada en un lado de la amplia cama..Lo que no se imaginaba, es lo que cambiaría su vida solitaria a partir de ese día. Su nombre era Gramínea, si, exacto, como la flor de su mismo nombre. Gramínea,se levantó de la cama y mirando alrededor, buscó su bastón..Era un bastón de madera negra, con el pomo acabado y ornamentado en una cabeza de león, de marfil. Al encontrarlo, Gramínea, se dirigió a la salida de su amplia habitación, dispuesta a comenzar un nuevo día, de su larga y solitaria vida..Iba andando por los largos y amplios pasillos y corredizos de la mansión, como un alma en pena, ataviada con una bata de color verde jade, y el pelo recogido en un moño. A pesar de que los años hacen mella en ella, su porte no lo había perdido, aún se sentía orgullosa y con vitalidad. Pues una Garrido, que es así como se apellidaba, aún era una Garrido.