El presidente fue elegido persona del año por la revista Time.Fue elegido por los lectores en una encuesta digital; el semanario coronó, sin embargo, al multimillonario dueño de Tesla, Elon Musk, como la persona más influyente de 2021.
La campaña para que Time eligiera a Bolsonaro se fraguó en Telegram, el nuevo espacio digital preferido del brasileño y otros líderes mundiales de la derecha que erosiona la democracia.
Las medias verdades y mentiras que circulan por redes sociales tuvieron gran protagonismo en las últimas elecciones de Brasil.Con la vista puesta en los comicios del próximo octubre, las autoridades electorales están especialmente preocupadas por Telegram, que gana velozmente usuarios y con el que no logran siquiera establecer una interlocución.
Días después de que Bolsonaro se erigiera en una de las personalidades del año de Time, el presidente del Tribunal Superior Electoral, Luís Roberto Barroso, escribió al consejero delegado de Telegram, Pavel Durov, un programador de 37 años nacido en Rusia.Apoyaba la petición en dos hechos: la aplicación está descargada en la mitad de los móviles brasileños y “ahora mismo se están diseminando por Telegram teorías de la conspiración e informaciones falsas sobre el sistema de voto electrónico”, dice el correo electrónico.
El desembarco del bolsonarismo (y del trumpismo) en Telegram empezó justo hace ahora un año, tras el asalto al Capitolio, cuando Twitter suspendió la cuenta de Trump por incitar aquella protesta violenta.Le siguen Trump (con un perfil no oficial) y los presidentes de Turquía, Uzbekistán, Etiopía y México, según un informe del Núcleo Jornalismo que investiga el impacto de las redes sociales en la vida de los brasileños.Un seguidor de Bolsonaro se toma una selfi con un muñeco de la imagen del presidente en el estadio Maracana.
A ello se suma una población enganchada a Internet como la de pocos países, gran desconfianza en las instituciones y un presidente anticiencia que siembra dudas sobre la votación.
“Telegram se ha convertido en una importante herramienta para que los políticos hablen con sus bases porque tiene menos controles de moderación (de los contenidos que otras aplicaciones) y ofrece más recursos de transmisión”, explica el informe de Núcleo Jornalismo.Gran ventaja para un político como Bolsonaro al que Twitter, Facebook e Instagram ya le han eliminado mensajes por desinformar.Telegram permite, además, grupos de 200.000 personas frente a las 256 de WhatsApp, un límite creado para frenar la viralización de noticias falsas como las que circularon con fuerza en la anterior campaña.
A Bolsonaro le han seguido hasta este nuevo territorio digital sus hijos, diputados afines y relevantes personajes bolsonaristas como el bloguero Allan dos Santos, investigado por diseminar noticias falsas, prófugo de la justicia brasileña y vetado de otras redes.Seguidores de Bolsonaro siguen de cerca una de sus transmisiones por redes sociales.
En su estrategia contra la desinformación, el Tribunal Superior Electoral ha logrado que Google establezca nuevos requisitos para contratar propaganda política y el compromiso de informar públicamente de quién paga los anuncios.
La máxima autoridad electoral también mantiene conversaciones con otras grandes tecnológicas para que los comicios sean limpios.Prefiere la galaxia formada por las redes sociales, donde suma 45 millones de seguidores.
Cada vez es más frecuente que el presidente oiga pitadas en sus controladas apariciones públicas y son constantes las críticas por su gestión de la pandemia, la inflación y el desempleo.Pero está a años luz de las cifras de seguidores del bolsonarismo.