Relájate hasta que recuerdes, porque existes tras la realidad. Ralentiza las pulsaciones de mis emociones, y recupera el aliento. Regresa cada vez que olvides tu humildad y empatía. Si quizá me encuentras atada al final del precipicio. La fugacidad del fuego, nuestra fuga de lucidez, tu duda fulminada, y tus miedos fugaces. Perdidamente enamorada de la vida. ¡Que jodida y extraña decisión! ¿Verdad? Cuando revives el sueño, que tantas confusiones sin remordimiento.