No abunda, pero es un don que todo el mundo quiere tener .
¿Qué hay que hacer para tener una buena conversación y por qué no todo el mundo lo logra? A priori podría parecer algo subjetivo, pero, como todo en esta vida, hay una serie de reglas que pueden seguirse y que nos ayudan a prosperar, y el arte de una buena conversación no iba a ser una excepción. 'BBC' ha estipulado las cinco claves fundamentales que debe seguir todo aquel que quiera ser un experto conversador.
Una investigación liderada por Karen Huang con más de 130 participantes, les pidió que conversaran durante 15 minutos a través de mensajes instantáneos. Descubrió así que, incluso en este corto período de tiempo, las tasas de preguntas variaban ampliamente, y que preguntar marcaba una diferencia significativa en la simpatía de las personas.
A la gente le gusta hablar de lo que conoce. Eso podría explicar por qué, en general, no le gusta oír sobre las exóticas vacaciones que sus amigos han pasado en las Maldivas (a menos que hayan ido)
Los estudios son claros: disfrutamos hablando de nosotros mismos, pero subestimamos los beneficios de dejar que otros hagan lo mismo, en detrimento de nuestras relaciones. También es importante subrayar que hay preguntas que se aprecian más que otras: las preguntas espejo (preguntar lo mismo que la otra persona) son menos valoradas que las que hacen un seguimiento sobre el tema tratado.
Nos dicen que la empatía es fundamental, y por supuesto que lo es, pero hay que tener algo en cuenta: no debe confundirse con el egocentrismo. A veces usamos nuestras propias experiencias o pensamientos en sustitución de aquel con el que hablamos. En su forma más básica, este egocentrismo se puede ver cuando señalamos algo en nuestro entorno físico y no reconocemos que está fuera de la línea de visión de la otra persona, o cuando sobrestimamos el conocimiento de alguien sobre un tema que nos es familiar y no nos explicamos adecuadamente. También puede llevarnos a pensar que alguien más está sintiendo el mismo estado de ánimo que nosotros, o que tienen las mismas opiniones, ya sea una preferencia por un restaurante en particular o sus puntos de vista sobre un tema controvertido. Curiosamente, ese egocentrismo va a peor cuando estamos con un conocido en lugar de con un extraño.
A veces tratamos de sacar temas de conversación extremadamente rimbombantes, creyendo que se premia la originalidad, pero es un error: la gente prefiere, por lo general, tratar temas que le son familiares: un estudio en la Universidad de Pensilvania en la que los participantes tenían que observar dos vídeos (uno todos juntos, el otro sin compañía) llegó a la conclusión de que, cuando se reunían en grupos para comentarlos, la gente prefería oír hablar del vídeo que habían visto todos juntos en lugar del otro, aunque supusiera una novedad. Eso podría explicar por qué, en general, a la gente no le gusta oír hablar de las exóticas vacaciones que sus amigos han pasado en las Maldivas (a no ser que ellos también las hayan visitado).
Muchas experiencias humanas compartidas pueden ser increíblemente profundas, y la investigación reciente muestra que la mayoría de las personas aprecian la oportunidad de explorar sus pensamientos y sentimientos más íntimos, incluso si están hablando con perfectos desconocidos. Con estas conversaciones accedes a la mente del otro y puedes hacer un intercambio de palabras conmovedor.
¿Qué sucedería si fuéramos brutalmente honestos con todas las personas que conocemos? Esta idea la decidió llevar a cabo Carnegie Mellon reclutando a 150 participantes, que se dividieron en tres grupos. Al primero se le pidió que fuera "absolutamente honesto" en cada conversación, en casa y el trabajo durante los siguientes tres días. El segundo debía ser amable y cariño, mientras que el último debía comportarse como siempre.
No hace falta decir que la honestidad debe ir con una buena dosis de diplomacia. Usa un poco la cabeza
¿Pensabas que los amables tendrían la mejor experiencia y los honestos acabarían teniendo problemas con todo el mundo? En realidad no fue así. Parece ser que para ser un poco feliz tienes que tener conversaciones honestas. Eso sí, no hace falta decir que la honestidad debe ir con una buena dosis de diplomacia. Usa un poco la cabeza: cinco minutos antes de la boda no hace falta que le digas a la novia que va horrible. Pero en general, hacer uso de estos cinco puntos puede ayudarte en tu vida.