Desde «mulas del diablo» a «golfas», «damas de achaque» o «atacandiles»; y de «trotonas» a «tusonas», «mancebas» o «pellejas»… Si la riqueza del léxico es un indicador de algo, las mil formas de designar a las prostitutas en la España de los Austrias recuerda que para el supuesto oficio más antiguo del mundo también fue el Siglo de Oro .
Convenció de ello al erudito el que los conventos de los siglos XVI y XVII estuvieran rebosantes de mujeres de antigua vida alegre, el que los nobles tuvieran todos, como mínimo, una amante oficial, que el Rey Felipe IV contara con una legión de hijos bastardos y, sobre todo, el gran número de burdeles regulados por el propio Estado.