Vale!, elijo.. la buena .
Veras.. empezó a decir Jaime, y giró la cabeza para mirar por la ventana de la cafetería. Estaba claro que le costaba decir lo que quería decir. A ver como te lo cuento, dijo Jaime echando una mirada de soslayo a Anabel. Hay un problema. ¿Como que un problema?, dijo Anabel, y empezó a preocuparse. En el pueblecito costero ese, Mubeiro, hay una casa, pero tendremos que reformarla, pues no está en muy buen estado. La he conseguido a cambio de mudarnos ahí, de hecho.Anabel se le estaba amargando el café que se estaba tomando, y estaba a punto de tirarlo a la cara a Jaime. Esté viendo la reacción de Anabel, se empezó a reír, ya verás te va a encantar...Y dicho esto, agarró su gabardina, y dándole un beso en la mejilla a Anabel, se marchó de la cafetería, Anabel lo vio como se marchaba, estaba claro que no había tenido el valor de decirle a Jaime que en esa casa no serían dos, sino tres, pensó acariciándose el vientre.A si que se acercó al mostrador, dio el dinero por los cafés, y se marchó hacia casa, había muchas cosas que preparar en la mudanza.