Hay varios artículos que parecen bastante convincentes sobre que ciertos comportamientos del estilo de vida previenen la enfermedad de Alzheimer .
Para comprender cómo se realizan a menudo las investigaciones sobre el estilo de vida, es importante entender la diferencia entre la causalidad y la correlación. Por ejemplo, un estudio podría descubrir que las personas que llevan una alimentación rica en verduras de hoja verde tienen menor discapacidad cognitiva. La relación entre el consumo de verduras de hoja verde y la discapacidad cognitiva es una correlación; no prueba que realmente una haya causado o prevenido la otra. Podría ser que la gente que come verduras de hoja verde tenga otros rasgos que funcionan a su favor.
En otro ejemplo de correlación, las investigaciones indican que otras afecciones de salud, como la obesidad, la diabetes y la presión arterial alta, podrían aumentar el riesgo de desarrollar demencia. Una alimentación saludable y el ejercicio regular pueden combatir estas afecciones, lo que a su vez puede tener repercusión en el riesgo de demencia.
Sin embargo, estas correlaciones son cruciales para la investigación. Y cuando hay hallazgos recurrentes en múltiples estudios, la evidencia se vuelve más convincente, y algo a lo que vale la pena prestar atención.
No tiene ninguna desventaja comer saludablemente, participar en actividades físicas y mentales, y mantenerse conectado socialmente. Aunque todavía no se ha demostrado que prevengan la enfermedad de Alzheimer, todas son extremadamente buenas para tu mente y cuerpo y mejorarán tu calidad de vida.