UN SELAH CONTRASTADO, Salmos 32:1-4

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño .
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

Salmos 32:1-4

REFLEXIÓN:

Selah... Y se despliegan dos bienaventuranzas y una consecuencia.

Todo se trata de cubrir o encubrir, de confesar o callar, de bendición o escarmiento.

Selah... Y un David gozosamente liberado, perdonado y puesta en bonanza, su alma. Ahora ofrece el testimonio, echando la mente al recuerdo, de la consecuencia tan grave que le sobrevino en el tiempo en que convivió con el callar de sus pecados.

Una sequedad, una mano agravada de Dios sobre él ¿se imaginan?... Impactante descripción.

APLICACIÓN:

Doctrinalmente hablando, este pasaje nos muestra dos puntos básicos de nuestra fe en Cristo Jesús.

El primero es la seguridad de salvación para aquél que se arrepiente y acepta el perdón y la remisión de sus pecados.

Esto lleva a un nuevo estado en la persona, lo que es el nuevo nacimiento, en el que el Espíritu Santo viene a morar en él. A partir de este momento su naturaleza pecaminosa deja de mandar sobre la persona, sino que el Espíritu Santo de Dios es el que lo va a ir encaminando hacia la voluntad Divina y desechando la voluntad de la carne.

La contraparte es la amargura, consecuencia del pecado escondido, de cual no se libra el redimido, sino mas bien sucede que, de pretender que tras una caída se va a poder esconder el golpe delante de Dios, esto implica una corrección de Padre que inicia con esta amargura.

Un estado de sequedad, apatía y aparente tiempo de pruebas que nunca cesa... este es el segundo punto hallado en el pasaje, la consecuencia del pecado.

ACCIÓN:

Leído y meditado, pongo mi mente a reflexionar, y despliego la multitud de mis pensamientos que, uno tras otro, buscan error, desplante o tropiezo puestos en el olvido sin haber sido confesados.

No hay que viajar mucho en el tiempo, pues la misma teoría nos confirma que el hombre peca muchas y de diversas formas durante un sólo día, de forma inconsciente.

Sea el primer y más grave de mis pecados ocultos, el de no ocupar mi tiempo en comunión con el Padre, y mi vista puesta en Cristo. Siendo que de esta manera (responsabilidad mía, pecado mío) podría evitar tantas de mis transgresiones y rebeldías, en sensibilidad con el Espíritu Santo, que me dirige a hacer lo bueno.

Y los versos que acompañan a mi paseo mental, son:

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Salmos 19:12-14

Amado Padre Celestial, te pido perdón por no acercarme a Ti como deseas que lo haga, te pido perdón por no prestar atención a Tu voluntad y, asimismo, por desobedecerla. Pido que me perdones las tantas veces que se me ha abierto la boca pensando estoy en pruebas , cuando realmente se trataba de una disciplina Tuya para llevarme a mi corrección.

Te doy gracias por Tu inconmensurable amor y misericordia, por permitir que hoy, a través de Tu poderosa palabra, mi alma sea confrontada y llevada a Tus pies.

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