Verte era una costumbre, oírte una magnifica música.
Los días pasaban y no pude valorarte, tus abrazos son lo que necesito y necesitaba, pero no vi más allá de mis sentimientos.
Las mañanas eran maravillosas, los desayunos, tú recibiéndome con una sonrisa.
No lloro por ti, lloro por mi dolor, el pecho se me hunde, las lagrimas desbordan y mis pensamientos son un remolino, no poder verte es mi castigo y no abrazarte es mi dolor.
Cada día imagino que vuelves a sonreírme mientras cocinas.
Estarás en mi corazón y mis recuerdos, tengo que dejar ir este dolor, recordarte con amor y dejarte ir.
A veces el amor es eso.
Eres el cristal que se necesita para colocar los recuerdos, el sol que me calienta en una día frio y el consuelo que necesita mi alma.
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